El espectador posee plena libertad de actuar con esta pieza. Los sonidos producidos con latas, botellas, cubetas, utensilios de metal, sonidos con la garganta o con el cuerpo serán herramientas que fomentarán la vivencia en dicha improvisación, donde sin la necesidad de guía e instrucción se desarrollará una caótica melodía que cautive o bien incomode a la audiencia.
Está en el espectador activo el elaborar una acción donde se encuentre presente un intercambio sonoro que usando el azar como elemento de la pieza logre generar una armonía creada por una práctica que surge de algo cotidiano hacia una situación de exploración entre los materiales y el sonido en los espectadores.
Dicha práctica pretende formar una apertura en donde se esté expuesto a experimentar una producción con objetos ordinarios.
Tap-tap invita al espectador a formar parte de una vivencia estética, en la cual puede actuar mediante su espontaneidad, permitiéndose experimentar toda clase de sonidos y ritmos.
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